Desparasitación en vacas: ¿cada cuánto hacerla y cómo diseñar un plan sanitario realmente eficaz?
22 nov 2025
La desparasitación del ganado bovino es una práctica fundamental para asegurar la productividad y la salud del hato.
Sin embargo, muchas veces se realiza de forma rutinaria, sin diagnóstico previo y con calendarios generalizados que no consideran factores reales como el clima, el manejo del pasto, la etapa fisiológica de la vaca, la presencia de resistencia y la densidad del hato.
El resultado suele ser pérdida de eficacia, gasto innecesario y problemas productivos que podrían prevenirse con un plan técnico bien estructurado.
¿Qué factores determinan la frecuencia adecuada de desparasitación en vacas?
1. El clima y las condiciones del potrero: el punto de inicio de cualquier estrategia antiparasitaria
El ambiente en el que vive el ganado es el factor que más influye en la necesidad de desparasitación.
Los parásitos gastrointestinales requieren humedad, temperaturas templadas y descanso insuficiente del pasto para completar su ciclo. Por eso:
En regiones húmedas o tropicales, con lluvias frecuentes, las larvas pueden permanecer infectivas por semanas o meses.
En zonas templadas, los riesgos aumentan durante primavera y otoño.
En zonas áridas o semiáridas, los ciclos parasitarios se ralentizan, permitiendo desparasitar con menos frecuencia.
Cuando el clima favorece la proliferación de parásitos, también provoca cambios en el organismo del bovino. Por eso, entender qué es un parámetro normal y qué ya indica estrés fisiológico es clave.
Puedes apoyarte en esta guía completa sobre constantes fisiológicas en bovinos, donde se explica cómo variaciones en temperatura, respiración o pulso pueden relacionarse con parasitismo severo o alteraciones metabólicas.
Si esos valores comienzan a alterarse, aunque el animal todavía no muestre signos visibles, es probable que el momento de desparasitar esté cerca.
2. La edad de la vaca y el desarrollo de su sistema inmunitario: un criterio decisivo para evitar retrasos productivos
El sistema inmunológico del bovino madura con el tiempo. Esto significa que:
Los becerros y vaquillas jóvenes son el grupo más vulnerable, ya que carecen de inmunidad natural contra la mayoría de los parásitos.
Las vacas adultas, especialmente las que se encuentran en buena condición corporal y son productoras constantes, desarrollan cierta resistencia que les permite espaciar la desparasitación.
Las vacas gestantes y en periodo de transición vuelven a ser vulnerables debido a la caída inmunológica natural.
Frecuencias por grupo etario:
Grupo | Frecuencia recomendada |
Becerros (2–12 meses) | Cada 6–8 semanas en zonas de riesgo, o 10–12 semanas en zonas secas |
Vaquillas jóvenes | Cada 3–4 meses |
Vacas adultas | Cada 4–6 meses (dependiendo del sistema) |
Vacas en preparto | 1 desparasitación estratégica |
Vacas recién paridas | Según diagnóstico, ya que su inmunidad se reduce |
Cuando el sistema inmunológico está debilitado, las variaciones en frecuencia respiratoria, temperatura o esfuerzo metabólico pueden percibirse rápidamente.
Para monitorear estos indicadores es útil recurrir a recursos como esta guía de constantes fisiológicas en bovinos, la cual te permite comparar si los valores están dentro del rango o sugieren parasitismo activo.
3. El sistema de manejo y la presión de pastoreo: el verdadero diferenciador entre un plan eficiente y uno mediocre
La manera en que se gestionan los potreros determina cuánta exposición tienen las vacas a larvas infectivas.
Sistemas con mayor riesgo:
Pastoreo continuo sin descanso
Alta densidad animal
Suelos húmedos o con sombra constante
Rotaciones cortas sin tiempo suficiente para romper ciclos parasitarios
Sistemas con menor riesgo:
Pastoreo rotacional bien planificado
Potreros con descanso prolongado
Baja densidad animal
Uso de potreros diferenciados por edad
Cuanto mayor sea la presión del pastoreo, más frecuentes deben ser los tratamientos. Una buena estrategia de rotación puede reducir la necesidad de desparasitación casi a la mitad.
4. Resistencia antihelmíntica: el enemigo silencioso que aparece cuando se desparasita “por costumbre”
La resistencia ocurre cuando los parásitos dejan de morir después de aplicar un antihelmíntico.
Es un proceso irreversible y cada vez más común en ganaderías de Latinoamérica.
Se genera por:
Desparasitar sin diagnóstico
Repetir la misma molécula por años
Usar dosis incorrectas
Tratar animales innecesariamente
No dejar “refugio parasitario” (animales sin desparasitar que mantengan parásitos susceptibles)
Indicadores de resistencia:
Pérdida de peso aun después del tratamiento
Producción baja persistente
Vaca con pelo hirsuto
Diarrea intermitente
Animales que recaen rápido
Un plan sanitario con rotación de moléculas y diagnóstico periódico puede evitar este problema por completo.
¿Cada cuánto se debe desparasitar a las vacas según su etapa productiva?
1. Becerros y terneras: etapa crítica donde el parasitismo frena para siempre el crecimiento
Frecuencia recomendada:
Primera desparasitación: 2–3 meses
Segunda: 6–8 semanas después
Posteriores: cada 6–8 semanas (zonas húmedas) o cada 10–12 semanas (zonas secas)
¿Por qué tan seguido?
Inmunidad inmadura
Pastan cerca del suelo
Requieren nutrientes constantes para crecer
Son los más afectados por Haemonchus, Ostertagia y Coccidios
Un parasitismo mal controlado en becerras puede provocar:
Retraso en la pubertad
Baja eficiencia en su primer servicio
Menor producción futura
2. Vaquillas y novillonas: consolidación inmunitaria y ajuste del calendario
Frecuencia recomendada:
Cada 3–4 meses, ajustando al clima y tipo de potrero.
En esta etapa la meta es:
Evitar pérdidas de peso
Asegurar buen desarrollo corporal
Preparar a la hembra para la reproducción
La falta de control parasitario aquí repercute en:
Ganancia de peso deficiente
Baja tasa de concepción
Intervalos entre partos más largos
3. Vacas adultas: estabilidad fisiológica, pero sin descuidar el diagnóstico
Frecuencia recomendada:
Cada 4–6 meses
O dos veces al año: inicio y fin de temporada de lluvias
Las vacas adultas tienen mayor resistencia natural, pero siguen contaminando el potrero.
Su sistema productivo (gestación, lactación) puede verse afectado si la carga parasitaria se descontrola.
4. Vacas en gestación, transición o postparto: el grupo que necesita desparasitación estratégica
Frecuencia recomendada:
Un tratamiento 4–8 semanas antes del parto
Un tratamiento postparto (opcional y basado en diagnóstico)
Razones:
En el preparto baja su inmunidad
Evita que contaminen el potrero donde estará la cría
Mejora condición corporal para la lactancia
Reduce pérdidas de producción
La integración del programa antiparasitario con un plan de salud completo—including vacunación—es esencial. Para sincronizar ambas estrategias es útil seguir el calendario de vacunación en bovinos, que ayuda a programar momentos de menor estrés fisiológico para aplicar tratamientos.
¿Cómo crear un plan de desparasitación sostenible y rentable para vacas?
1. Realizar diagnóstico antes de desparasitar: el paso más importante
Desparasitar sin diagnóstico es como medicar a ciegas.
Un plan sanitario profesional incluye:
Conteo de huevos por gramo (EPG)
Evaluación de mucosas
Condición corporal
Estado productivo
Edad y etapa reproductiva
Diagnosticar permite:
Elegir la molécula correcta
Reducir frecuencia
Evitar resistencia
Ahorrar medicamentos
2. Elegir correctamente antihelmínticos y rotarlos de forma estratégica
Moléculas disponibles:
Benzimidazoles (albendazol, fenbendazol)
Imidazotiazoles (levamisol)
Lactonas macrocíclicas (ivermectina, doramectina, moxidectina)
Combinaciones sinérgicas
La rotación debe hacerse:
Cada ciclo parasitario
O cada año (según diagnóstico)
Nunca se debe:
Usar subdosis
Aplicar mismo producto por años
Desparasitar animales enfermos o debilitados sin supervisión técnica
3. Manejar el pastoreo como herramienta antiparasitaria
Buenas prácticas:
No permitir pasturas muy cortas
Alternar potreros por edad (jóvenes separados de adultas)
Periodos largos de descanso
Disminuir carga animal en temporadas críticas
Evitar hacinamiento en potreros húmedos
Un buen manejo del pasto puede reducir la frecuencia de desparasitación entre un 30% y 50%.
4. Integrar la desparasitación con el plan sanitario general del hato
La desparasitación aislada no es suficiente.
Debe ir acompañada de:
Vacunación oportuna
Nutrición adecuada
Suplementación estratégica
Control de minerales
Manejo reproductivo
Una forma de integrarlo es usar el calendario de vacunación bovina, que ayuda a programar tratamientos en momentos donde el estrés sea mínimo y la respuesta sea óptima.
Preguntas frecuentes
¿Qué pasa si desparasito demasiado seguido?
Se creará resistencia, los productos perderán efecto y los costos aumentarán.
¿Cuál es la mejor época del año para desparasitar?
Inicio y final de temporada de lluvias son los momentos más estratégicos.
¿Cómo sé si mi vaca necesita desparasitación urgente?
Si presenta pérdida de peso, mucosas pálidas, baja producción o diarrea, revisa sus parámetros fisiológicos y compáralos con los valores de la guía de constantes fisiológicas en bovinos.
¿Debo desparasitar a la vaca preñada?
Sí, pero con moléculas seguras y ajustando el momento del tratamiento.
¿Es recomendable desparasitar al mismo tiempo que se vacuna?
Sí, siempre y cuando se respete el calendario de vacunación y no haya factores de estrés simultáneos.






















































































